Introducción de la alimentación complementaria

Aproximadamente a la mitad del primer año de vida de tu hijo tendrás que plantearte el tema de la alimentación complementaria. Igual que ocurre con otros pasos de su desarrollo, no debes olvidar que es un ser humano único que crece siguiendo su propio ritmo y por ello cada bebé aprende a comer de forma diferente.

Tu hijo sólo estará listo para la introducción de la alimentación complementaria cuando pueda controlar con seguridad la cabeza. Hacia el medio año de vida la mayoría de los bebés pueden darse la vuelta y pasar de estar tumbados boca arriba a estar tumbados boca abajo. Al mismo tiempo madura también la motricidad de la lengua, por eso el giro del tronco forma parte de las señales que indican que está preparado para introducir la alimentación complementaria. Tu hijo puede agarrar selectivamente un objeto y llevárselo a al boca. Además, puede estar sentado en tu regazo con poco apoyo en la parte inferior de la espalda. Sólo se debe sentar al bebé en la trona cuando pueda adoptar la posición de asiento de forma autónoma.

En cualquier caso, el reflejo de extrusión debe ser mucho más débil para empezar a variar su alimentación. Ese reflejo protege a los lactantes de la ingestión de cuerpos extraños y también de los alimentos que su organismo todavía no puede digerir bien. Al mamar o al tomar el biberón el reflejo de succión desactiva de forma natural el reflejo de extrusión. Pero si se introduce la alimentación complementaria demasiado pronto, el bebé expulsará la cuchara fuera de la boca empujándola con la lengua.

Además de estos requisitos físicos también debe existir un interés por afrontar nuevos retos. Haz que tu hijo esté presente en la mesa familiar durante las comidas. Así no pasarás por alto el momento en que muestra curiosidad por la comida de los mayores.

Lo mejor es que ofrezcas a tu hijo algún alimento durante tus propias comidas. Son especialmente apropiados como primeros complementos de las tomas de leche:

• variedades de verduras bien cocinadas o patatas cocidas tiernas
• evita en lo posible productos con mucha sal o azúcar
• la alimentación complementaria se puede dar en trozos pequeños o también en forma de puré con cuchara
• una oferta variada, fresca y sana despertará la curiosidad del pequeño

El objetivo de la alimentación complementaria no es que el bebé coma una determinada cantidad de papilla en un momento preciso. Debe ir conociendo poco a poco los nuevos alimentos en la mesa familiar siguiendo su propio ritmo. Igual que te ocurre a ti, a tu hijo también le apetecerá comer unas veces más y otras menos. Los primeros ensayos con la alimentación complementaria tienen como único objetivo que el bebé tenga la oportunidad de conocer y probar algo nuevo.

"Cada bebé sigue su propio ritmo. No todos están preparados para la introducción de la alimentación complementaria en el mismo momento. Aborda este proceso lentamente y despierta la curiosidad de tu hijo por los alimentos sólidos."

Ten paciencia. Tu hijo quiere observar la comida, olerla y saborearla pero también aprenderla literalmente. Es decir, agarrar, palpar, apretar y untar también forman parte de este proceso. Dale la oportunidad de hacer todo eso poniéndolo a comer en un sitio fácil de limpiar para que no tengas que prohibir sus experimentos con la comida por motivos de higiene. La presión y el estrés no tienen sitio en la mesa. Transmite a tu hijo el placer de comer procurando que en la mesa haya siempre una atmósfera agradable y relajada.

Precisamente al realizar los primeros ensayos con la alimentación complementaria es importante que tu hijo no pase hambre. Sigue dándole el pecho o el biberón como hasta ahora. Porque aún no ha experimentado que esta nueva forma de comer puede saciar. Todavía pasará un tiempo hasta que tome suficiente alimentación complementaria como para necesitar menos pecho o biberón. Así que continúa dándole de comer como hasta ahora siempre que lo necesite para que tenga suficiente energía. Si le das leche de fórmula no tienes que pasar a variedades más avanzadas sino que puedes seguir con la leche inicial puesto que es la que mejor se adapta a las necesidades de tu bebé.

La introducción de la alimentación complementaria y la lactancia no son incompatibles. Todo lo contrario, puedes seguir dando el pecho mientras así lo queráis tú y tu hijo. La lactancia durante el segundo año de vida no sólo sigue aportando al bebé todos los nutrientes necesarios sino que además fortalece su sistema inmunitario. Así que el comienzo de la alimentación complementaria no significa ni mucho menos el final de la lactancia. Durante el primer año de vida la leche materna sigue siendo en un principio el principal alimento de tu hijo. También puedes pedir asesoramiento a tu matrona sobre la lactancia, el biberón y la alimentación complementaria.