El sueño cotidiano con el bebé

Quizá ya has logrado adquirir una cierta rutina día/noche con tu bebé. Las tomas nocturnas han cobrado un ritmo que te permite dormir un par de horas seguidas. Pero puede ser que la situación vuelva a empeorar. La matrona Anja Constance Gaca te ofrece información sobre el sueño de los niños pequeños y de los adultos

Puede ocurrir que la forma de dormir de tu hijo vuelva a experimentar una clara transformación aproximadamente al cumplir medio año de vida. Las estadísticas dicen que entonces los lactantes se despiertan con más frecuencia que a los tres o cuatro meses de edad. Así que no te asombres ni te preocupes si de repente las noches vuelven a ser más movidas. Porque pasan muchas cosas en esta etapa. El bebé sigue desarrollando su motricidad y empieza a gatear. Cada “paso” que le aleja de mamá también trae consigo una inseguridad que el pequeño procesa buscando de nuevo la cercanía, acurrucándose en tu regazo o mamando. El niño de unos seis meses de edad descubre el mundo un poco más cada día que pasa y siempre está aprendiendo algo nuevo. Encuentra cosas interesantes que invitan a jugar y amplía su campo de movimiento y de visión. Y durante la noche toca procesar ese montón de impresiones nuevas.

A muchos niños apenas les queda tiempo para mamar durante el día porque quieren investigar constantemente todo lo que los rodea llevados de una enorme curiosidad y cuando comen se distraen enseguida. No obstante, se aseguran de cubrir su enorme demanda de energía mamando mucho más a menudo por la noche. Pero los pequeños que toman durante el día suficiente leche materna y quizá algo de alimentación complementaria también vuelven a despertarse con más frecuencia por las noches. El cerebro procesa esas nuevas experiencias también en horario nocturno. Además, los niños quieren asegurarse una y otra vez de que mamá sigue ahí por la noche. Así que detrás de ese aumento de las ganas de comer no sólo está la necesidad de ingerir alimento. La recarga emocional es igual de importante para los bebés.

Mi consejo para todos los padres cuando las noches con el bebé vuelven a ser más movidas: por un lado hay que ser comprensivos con el pequeño y por otro hay que realizar una buena autogestión. Préstate mucha atención y dosifica tus fuerzas de tal forma que hagas pausas para descansar también durante el día. Quizá puedas echar una siesta con tu hijo o irte a la cama por la noche a la misma hora que él. Los niños suelen tener una fase de sueño más larga antes de la medianoche. Aunque tengas muchas ganas de pasar un rato sola con tu pareja por la noche, dormir lo suficiente es igual de importante. Hablad entre vosotros y averiguad cómo podéis afrontar mejor juntos estas fases en las que es más difícil dormir. Quizá tu pareja te pueda ayudar para que de vez en cuando tengas una o dos horas tranquilas en las que consigas descansar de verdad.

Anula compromisos si notas que es demasiado para ti. En el día a día con el bebé las necesidades de tu hijo y las tuyas son lo primero. No tienes que demostrar nada a nadie. Lo mejor es que te rodees de personas comprensivas y mejor aún si además te prestan ayuda. También puede ser bueno para tu hijo que reduzcas un poco tus actividades porque te necesita, también por las noches. A esta edad muchos niños todavía requieren el apoyo y el acompañamiento de los padres para volverse a dormir cuando se despiertan por la noche. Dormir de un tirón supone un proceso de desarrollo físico y mental que lleva tiempo. Aunque tengas la sensación de que tu hijo ya es “bien grande”, ese pequeño ser humano que tienes en tus brazos lleva todavía muy poco tiempo en este mundo.