¿Aceite facial o sérum? Guía para elegir bien

En este post te ayudaremos a despejar una duda bastante común en el cuidado de la piel: ¿qué es mejor, el aceite facial o sérum? Te mostramos en qué consiste cada uno de estos productos, cómo aprovechar al máximo sus beneficios y cuál elegir según tu tipo de piel.

El sérum es un producto con una elevada concentración de ingredientes activos y de rápida absorción que penetra en las capas más profundas de la piel.

Con una textura ligera, su principal función consiste en proporcionar hidratación y ayudar en el rejuvenecimiento de la piel, complementando así el efecto de los demás productos de cuidado facial. 

Si bien existe un tipo de sérum para abordar cada exigencia de la piel, ya sea hidratante, revitalizante, antiarrugas o reafirmante, todos ellos contribuyen a un objetivo: que la piel luzca más joven, saludable y radiante. 

Esto es gracias a que el sérum nutre la epidermis y refuerzan la barrera cutánea contra las agresiones externas, como la contaminación ambiental, el calor y el frío. 

Gracias a estas características del sérum, entre sus principales beneficios se encuentran: 

• Ofrecen una acción intensiva gracias a la elevada concentración de ingredientes activos. 
• En poco tiempo de uso ya muestra resultados visibles. 
• Ofrece un acabado sin sensación grasosa. 

Recuerda que, al escoger un sérum o cualquier otro producto para tu rutina facial, es crucial saber qué tipo de piel tienes (seca, grasa o mixta) y es coger las cremas y productos adecuados para ti. 

Los aceites faciales suelen estar creados formulados por una combinación de ingredientes naturales y aceites vegetales.

El aceite facial tiene el propósito de ofrecer humedad al rostro y mantener la hidratación. Es un producto que resulta esencial en una rutina de cuidado facial, ya es que es muy beneficioso para nutrir, suavizar y equilibrar la piel, proporcionándole así una apariencia saludable. 

Beneficios del aceite facial 

Entre los beneficios más destacables del aceite facial se encuentran: 

1. Hidratación y nutrición intensa: ideal para todo tipo de piel, especialmente para piel seca, el aceite facial sella la hidratación de la piel y proporciona una nutrición adicional. Aplicarlo después de la crema maximiza la hidratación facial.  
2. Piel saludable y brillante: gracias a restaurar la hidratación, el aceite facial devuelve la luminosidad a la piel, combatiendo la apariencia apagada asociada al envejecimiento, deshidratación o falta de cuidado. 
3. Facilita la aplicación del maquillaje: la textura sedosa del aceite facial facilita la aplicación suave del maquillaje, lo que resulta especialmente beneficioso para pieles con imperfecciones o secas, evitando acumulaciones y mejorando la uniformidad. 
4. Brinda protección cutánea: al aplicarlo al final de la rutina matutina, el aceite actúa como una barrera final que brinda protección a la piel contra factores externos. 
5. Ayuda a combatir radicales libres: gracias a que algunos aceites contienen una gran cantidad de antioxidantes, estos ayudan a proteger la piel contra los radicales libres, lo que previene el envejecimiento prematuro y la pérdida de elasticidad. 
6. No obstruyen los poros: contrariamente a lo que se cree, los aceites faciales no comedogénicos no obstruyen los poros y pueden ser utilizados para todo tipo de piel.

• Para piel seca, nuestra recomendación es optar por productos concentrados como el aceite facial reafirmante de granada. Gracias a sus ingredientes 100% naturales con 8 aceites vegetales BIO, con solo unas gotas tiene el poder de nutrir intensamente, suavizar líneas de expresión y combatir arrugas.
• Si tu piel es mixta, te recomendamos optar por un sérum como el reafirmante de granada, ya que se absorbe rápidamente sin dejar sensación grasosa dejando una sensación de piel inmediatamente más suave.
• Si por el contrario tu piel es grasa y/o con tendencia a tener imperfecciones como granitos, aunque tanto el sérum como el aceite de granada no obstruyen los poros, nuestra recomendación es usar una crema matificante hidratante que ayude a purificar los poros, equilibrar la producción de sebo y evitar la aparición de imperfecciones.

Recuerda, el orden de aplicación es clave. Si usas tanto sérum como aceite facial, comienza con el producto más liviano, en este caso el sérum, y luego aplica el aceite.

Un truco que también puedes seguir en tu rutina es mezclar 2 o 3 gotas de aceite con tu crema hidratante de día y de noche ¡Conseguirás un extra de nutrición que te encantará!

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