La piel sensible se debe cuidar y tratar de una forma en específico, con productos y cosméticos adecuados para ese tipo de piel. Sin embargo, ¿qué es y cómo identificamos la piel sensible?
La piel sensible se caracteriza por su reacción exagerada a estímulos normales. Aunque no siempre se ven cambios en la piel, se puede sentir hormigueo, picazón y ardor de vez en cuando. Estas sensaciones pueden ser causadas por el uso de cosméticos o por la exposición a la contaminación y cambios climáticos.
Por otro lado, las pieles sensibles también son propensas a padecer de reacciones alérgicas, irritaciones o inflamaciones con facilidad.
El rostro mantiene su humedad e hidratación a través del agua procedente de la dermis, la capa más interna de la piel. La piel sensible se altera fácilmente por la pérdida de agua en el rostro. A raíz de esto, la piel se deshidrata y debilita la barrera protectora, permitiendo la exposición a agentes potencialmente irritantes y dañinos.
A veces te cuesta querer tu piel sensible, pero no te preocupes, descubre lo que necesitas para una piel sensible sana, confortable y en perfecto equilibrio.
Cuando hay un desequilibrio de agua y lípidos de la capa superior de la epidermis, la función de barrera no puede llevarse a cabo de forma eficaz, y la piel empieza a manifestar diversos grados de molestias. Existen factores externos como la contaminación, el aire acondicionado, el sol e incluso el estrés que hacen que la piel reaccione y se vuelva tirante, seca e incluso lleguen a aparecer rojeces, eczemas y picores.
Aparecen microgrietas en la barrera protectora natural de la piel, que causa la pérdida de hidratación dejándola desprotegida. La piel pierde su luminosidad, se vuelve tirante, apagada e incómoda.
En este momento es importante cuidar la piel sensible protegiéndola de las agresiones externas y reforzándola desde el interior. Para ello, necesita un cuidado 100% Natural con ingredientes BIO cultivados sin sustancias artificiales y formulado sin aditivos químicos.