Tu bebé se mueve dentro de ti

Quizá sientas mariposas en el estómago, un cosquilleo o un aleteo… esas pueden ser las primeras sensaciones originadas por los movimientos de tu hijo dentro de ti.

Aunque estés impaciente por sentirlos, pasará un tiempo hasta que puedas percibir los movimientos del bebé. Algunas mujeres pueden notarlos antes de la semana 18, mientras que otras no los sienten hasta la semana 22 o más. Si se trata de gemelos o trillizos se pueden percibir un poco antes.

Pero todavía habrá que esperar algo más hasta que los movimientos también se puedan notar desde fuera. Las matronas y los ginecólogos que están acostumbrados a realizar palpaciones pueden detectarlos aproximadamente a partir de la semana 22.

Las mujeres que ya han tenido más hijos pueden notar los movimientos antes porque ya conocen ese delicado golpeteo en la tripa que les permite saber que el bebé se está moviendo. Si se trata de tu primer hijo es probable que pienses que son movimientos intestinales o que te “rujen las tripas”. Hasta que sientas por vez primera una vibración repetida o rítmica y de repente te digas a ti misma: ¡pero si es mi bebé! 

El diálogo interior con el bebé suele pasar a otro nivel desde el momento en que percibes físicamente su presencia. Probablemente antes de que pudieras notar sus movimientos ya te comunicabas con él, pues bien, a partir de ahora podrás ponerte realmente en contacto con tu hijo. Es probable que le guste dar empujoncitos a tus manos cuando las colocas sobre la tripa. Además, con los pensamientos positivos y las sensaciones de felicidad que surgen en ese momento, envías a tu hijo un agradable cóctel hormonal que le hace sentirse seguro y resguardado. En los próximos meses los movimientos de tu bebé te permitirán ir conociéndolo cada vez más. Llegará un momento en que notarás cuándo está despierto, cuándo está dormido, qué movimientos o posturas le agradan y con cuáles se siente limitado y reclama más espacio. También notarás que le gusta dar empujoncitos a la vejiga cuando nota que está llena.

Cuanto más te percibas a ti misma y al bebé que llevas en tu interior, más segura y confiada te sentirás como futura mamá. Así irás conociendo las necesidades de tu hijo antes de que llegue al mundo. Esta forma de entrar en contacto con él abre espacio a la confianza plena, la esperanza y el amor. Es normal que a veces también tengas miedos o preocupaciones pero, cuanto más intenso sea el contacto con tu hijo, más segura te sentirás.