Lo que causa la pérdida de cabello

La pérdida de cabello, o alopecia, puede ocurrir por diversas razones y en diferentes formas. Vamos a explorar los tipos más comunes:

La pérdida de cabello hereditaria (alopecia androgenética), también conocida como calvicie de patrón, es la forma más común de pérdida de cabello, afectando al 80% de los hombres y al 40% de las mujeres mayores de 70 años. Los hombres suelen notar adelgazamiento en la coronilla y la línea del cabello, mientras que las mujeres a menudo experimentan un adelgazamiento difuso, especialmente a lo largo de la raya del cabello.

En los hombres, la hormona dihidrotestosterona (DHT) juega un papel principal en la pérdida de cabello hereditaria. Los folículos pilosos sensibles responden a la DHT acortando sus ciclos de crecimiento, lo que provoca una caída del cabello más temprana. Con el tiempo, el cabello vuelve a crecer más fino y eventualmente se convierte en una pelusa fina.

En las mujeres, los cambios hormonales más allá de la DHT pueden contribuir a la pérdida de cabello de patrón femenino (FPHL). Por ejemplo, el estrógeno, que apoya el crecimiento saludable del cabello, disminuye con la edad, lo que lleva a un mayor riesgo de adelgazamiento del cabello con el tiempo.

La calvicie en áreas específicas (alopecia areata) es el segundo tipo más común de pérdida de cabello. Causa parches distintivos redondos u ovalados en el cuero cabelludo, que a menudo permanecen aislados pero a veces pueden crecer y fusionarse. Afectando tanto a hombres como a mujeres, se cree que esta condición resulta de una respuesta autoinmune donde los glóbulos blancos del cuerpo atacan erróneamente los folículos pilosos. Esto desencadena inflamación y conduce a la pérdida de cabello localizada.

El adelgazamiento difuso (efluvio telógeno) ocurre cuando el cabello en todo el cuero cabelludo se vuelve notablemente más fino. Esta forma temporal de pérdida de cabello puede afectar tanto a mujeres como a hombres, y a menudo es desencadenada por factores como el estrés, la mala nutrición, los cambios hormonales o los trastornos de la tiroides. La buena noticia es que la pérdida de cabello difusa generalmente puede tratarse con éxito. Al identificar y abordar la causa subyacente, a menudo es posible la regeneración del cabello.

Ciertos medicamentos también pueden contribuir a la pérdida de cabello. Estos incluyen anticoagulantes, algunos medicamentos para la presión arterial (como los beta-bloqueadores) y tratamientos para reducir el colesterol.

Si te preocupa la pérdida de cabello notable, ver a un médico es un buen primer paso. Tu médico de cabecera puede evaluar tu condición y, si es necesario, derivarte a un especialista, como un dermatólogo para la salud del cuero cabelludo o un endocrinólogo para desequilibrios hormonales, dependiendo del problema subyacente. Para identificar la causa de la pérdida de cabello, los métodos de diagnóstico pueden incluir la revisión de tu historial médico, análisis de sangre, pruebas de tracción suave para evaluar la fuerza del cabello, análisis del cabello o un examen del cuero cabelludo.

El tratamiento adecuado para la pérdida de cabello depende de su causa raíz. En muchos casos, la pérdida de cabello es temporal o parte del proceso natural de envejecimiento, lo que significa que el tratamiento puede no ser siempre necesario. Cuando está vinculada a una enfermedad, abordar la condición en sí misma tiene prioridad. Si se sospecha una deficiencia de nutrientes, un análisis de sangre puede confirmarlo, y la suplementación dirigida puede ayudar a restaurar el equilibrio.

Para la pérdida de cabello hereditaria, el tratamiento no es médicamente necesario, pero algunos pueden optar por explorar opciones para la confianza y la autoimagen. Las opciones van desde medicamentos y trasplantes de cabello hasta pelucas o técnicas de peinado creativas.

En casos de alopecia areata, los tratamientos a menudo incluyen cremas o lociones especialmente formuladas que contienen glucocorticoides. Los resultados pueden variar, con menos de la mitad de los casos viendo regeneración en las áreas tratadas. Otras opciones incluyen terapias inmunomoduladoras como tratamientos con corticosteroides sistémicos, inmunoterapia local o enfoques basados en luz como la terapia fotodinámica.

Mantener una dieta equilibrada rica en vitaminas y minerales esenciales puede desempeñar un papel clave en la reducción del riesgo de ciertos tipos de pérdida de cabello. Esto es especialmente cierto cuando la pérdida de cabello está vinculada a daños físicos, como el cepillado excesivo o peinados ajustados, o a desequilibrios nutricionales.

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